jueves, 30 de septiembre de 2010

Consejos para evitar el embarazo en los adolescentes

Y ayudarlos a tomar las decisiones correctas para no comprometer su futuro.

 

Como padres, luchamos para que nuestros hijos tengan un mejor futuro, una buena educación, trabajo y desde luego, felicidad. En este país, ese futuro se ve afectado por un alarmante índice de embarazos juveniles. Es un tema delicado pero, ¿quién mejor que nosotros, sus primeros maestros, para orientarles en este momento tan importante de sus vidas? Ellos mismos dicen que prefieren que sus padres les hablen sobre este tema.

Esperamos que los siguientes consejos le ayuden a guiar a sus hijos a tomar buenas decisiones en sus vidas y también, a evitar el embarazo juvenil.

  • Tratemos de dejar atrás las ideas anticuadas que nos impiden comunicarnos honestamente con nuestros hijos: hablemos con ellos --niñas y niños--abiertamente sobre el amor, las relaciones y la sexualidad.
    Si usted cree que no es fácil hablarle, no está solo; hay muchos padres en su misma situación. Si su adolescente se hace el "sabelotodo", no se desanime. Lo que ocurre es que a él/ella se le hace tan difícil tocar este tema como a usted. La realidad es que sus hijos quieren que usted sea la persona que les hable. Después de todo, los padres son los primeros maestros de sus hijos y por lo tanto, los hijos confían en los padres.

  • Comencemos a hablar sobre la sexualidad desde temprana edad y con frecuencia.
    Desde pequeño, el niño tiene curiosidad por su físico. Si comienza a explicarle paso a paso los cambios que ocurren en su cuerpo, cuando llegue el momento de entrar en detalles será menos incómodo para los dos. También puede aprovechar para hablarle de sus sentimientos, ya que el niño está desarrollándose también en el aspecto emocional y social: él/ella está conociéndose a sí mismo y aprendiendo a comportarse en el mundo que le rodea. No espere a que su hijo sea grande para tener una sola conversación. Piense que la vida es una escuela y que usted, como padre, es el mejor maestro.
  • Supervisemos las actividades de los hijos sin dejar de entender que ya no son niños, sino jóvenes adultos que necesitan cierta independencia.
    A esta edad sus hijos pasan de ser niños a ser adultos. Habrá momentos en que se comporten como chiquillos, durmiendo con un muñeco favorito o coleccionando tarjetas de deportes, y habrá otros en que se rebelen cuando usted comienza a limitar sus salidas y horarios. Dése cuenta que ésta es la etapa más sociable de los chicos y propóngase a conocer a sus amigos (recuerde que ellos tienen gran influencia.) Si usted trata a su hijo de manera justa y calmada, puede que él/ella comprenda que su único interés es el de protegerle.
  • Los padres tenemos derecho a saber con quién salen nuestros hijos.

    Cuando un hijo entra en la adolescencia, a los padres nos toca supervisar su vida social. Para ello nos vemos obligados a poner ciertas medidas. A los adolescentes más jóvenes debemos aconsejarles que salgan con amigos, en grupo. Y cuando les llegue el momento de salir en pareja, entonces nos queda recomendarles que traten de hacerlo con chicos(as) de su misma edad. Podemos explicarles, por ejemplo, que las chicas que salen con jóvenes de mucha más edad se exponen a una presión mayor y se arriesgan a situaciones peligrosas, como un contacto sexual no deseado.
  • Es bueno que estemos al tanto de lo que nuestros hijos ven, leen y escuchan.
    En la televisión, las revistas y la radio abundan mensajes que pueden confundir y hasta perjudicar a los jóvenes. Esté al día con la información que recibe su hijo y aproveche para aclararle esos mensajes. A veces un simple comentario puede servir para iniciar una conversación importante y productiva.
  • Ayudemos a los adolescentes a fijar metas y a explorar opciones para el futuro.
    Pregúntele a sus hijos cuáles son sus intereses, qué quieren ser, qué quieren lograr. Ayúdeles a comprender las consecuencias que pueden tener las cosas positivas --o negativas-- en su futuro. Explíqueles que --especialmente en este país--una educación o un oficio y un poco de independencia económica son importantes si ellos quieren alcanzar sus metas. Explíqueles también cómo un embarazo prematuro podría tener efectos negativos, ya que ellos serían los responsables de atender y proveer para el bebé. Si usted ayuda a sus hijos a entender las consecuencias de sus actos, es más probable ellos que tomen buenas decisiones ahora.
  • Tengamos en cuenta que la labor de un padre nunca termina.
    No importa cuál sea su edad; de una manera u otra, los hijos siempre necesitarán de sus padres. Cultive una buena relación con ellos, tratándoles con amor, paciencia y respeto a través de sus vidas. Recuerde que cuando los padres y los hijos se llevan bien, comparten no solamente el cariño sino también una buena comunicación.





 

domingo, 1 de agosto de 2010

HABILIDADES SOCIALES: DIA 1

HABILIDADES SOCIALES: DIA 1: "-Muy contente se seguir aprendiendo en bien de los estudiantes. -Les doy animo a que sigan aprendiendo sobre los blogs y aplicarlo en el ..."

jueves, 22 de julio de 2010

CÓMO ENFRENTAR LA REBELDÍA ADOLESCENTE

Desde el mismo momento en que un niño se transforma en un adolescente, seguramente se convertirá en un "rebelde sin causa". En esta nota, algunas claves para prevenir esta situación, o para saber como enfrentarla cuando ya es demasiado tarde…

CÓMO ENFRENTAR LA REBELDÍA ADOLESCENTE

La mayoría de los adolescentes, en una cierta etapa de sus vidas, desafiarán abiertamente los consejos y jerarquía de sus padres, así como de otras figuras de autoridad.

Algunos chicos, necesitarán de una asistencia terapéutica, para poder encontrar las raíces que los hacen mantener una actitud hostil con el resto del mundo, pero en la mayoría de los casos, bastará con que los padres sepan amoldarse a los nuevos tiempos, anticipándose a los cambios cuando su hijo todavía es un niño, o bien cambiando radicalmente su actitud cuando estos ya comienzan a exhibir un comportamiento muy diferente al habitual.

La clave para enfrentarse a este tipo de adolescentes rebeldes, será evitar la confrontación, ser paciente, y reconocer que usted ya tiene un hijo adolescente… El punto más importante para recordar, es que la mayoría de los adolescentes finalmente atravesarán esta fase y volverán a ser personas racionales y sensatas en su forma de actuar. La principal razón de las actitudes de rebeldía que muestran muchos adolescentes, es por el hecho de que estos chicos necesitan demostrar que ya han dejado la niñez y que nada es para ellos como antes, con lo que creen que encontrarán así su lugar en el mundo adulto, un espacio dónde piensan que se encuentra la mejor parte de las cosas.

Pero como niños que aún son, los adolescentes no podrán conocer los límites de su comportamiento sin primero explorar los bordes.

Nadie nace con un sentido natural de lo correcto y lo incorrecto, sino que aprendemos mediante el ensayo y el error, a medida que maduramos. En consecuencia, la mayoría de los adolescentes solo necesitarán de esta etapa de sus vidas para aprender todas las lecciones que la misma les enseñará, y encontrar así su lugar y comportamiento adecuado.

Pero… ¿Por qué esto siempre parece darse en los adolescentes y no en los niños más chicos? Esto es así porque los adolescentes están aprendiendo a ser adultos, no niños, pues ellos ya saben como ser niños.

Pero claro, los adultos tienen mucha más libertad que los niños, aunque también entienden, -a menudo mediante amargas experiencias-, que la libertad también implica responsabilidades y enfrentamiento con el mundo real. A los más chicos, los padres los protegen del mundo real, pero los adolescentes no pueden estar siempre, ni necesariamente desear, siendo protegidos contra este mundo real exterior.

Enfrentarse con los hijos adolescentes casi nunca funciona, sino que solo les otorga una oportunidad para probar su voluntad y fuerza. Hablar armoniosa y adecuadamente sobre sus nuevos comportamientos, siempre funcionará mejor, aunque no necesariamente servirá con todos.

Al hablar del comportamiento con su hijo adolescente, hable del comportamiento en general, y no de su comportamiento en un cierto detalle, para que ellos pueden ser lo más objetivos posible, y no sientan la necesidad de proteger su postura.

Pero, cuando saque a la luz este tipo de temas con los adolescentes, esté preparada con argumentos en la manga para entrar en la discusión, pues seguramente ellos le retrucarán cada punto que usted les cite; recuerde, ellos no tienen los años de experiencia que usted ha acumulado para llegar a esa sabiduría, por lo qué debe saber que nunca podrán mantener una discusión simétrica con su persona.

Por eso, no solo imparta su sabiduría de manera expresa y directa, sino también hágales preguntas que los conduzcan a ellos a lograr su propia sabiduría.

Otro aspecto a tener en cuenta al manejar la rebelión adolescente, es el daño que todos en la familia podrían sufrir a raíz de las discusiones. Al ocuparse de un determinado comportamiento, piense cuan realmente importante es ese punto.

¿Es un pelo teñido de naranja o un atuendo totalmente negro, un ítem verdaderamente importante, que justifique iniciar una discusión con el adolescente? ¿Quién es él que sale beneficiado de esta discusión? Puede ser algo embarazoso caminar en la calle junto a él, ¿pero es realmente dañino?

La misma sociedad será la que, tarde o temprano, le mostrará las conveniencias de cambiar de "modista y estilista" en su próxima visita a la tienda de ropas y peluquería (y tal vez también le quite la rebelión, ¿recuerda lo de Sansón y el pelo largo?) o directamente le hará la vida lo suficientemente difícil (por ejemplo, mediante a imposibilidad de conseguir un trabajo, y así independencia), como para que el adolescente desee cambiar.

Si, por otra parte, el adolescente está demostrando un comportando peligroso, para sí mismos o para los demás, entonces sí será necesario tomar una cierta clase de acción, pero, en lo posible, no de confrontación.

La paciencia con los adolescentes tal vez sea algo difícil de conseguir, pero sin dudas es vital. Al igual que el perdón. Los padres necesitan ser firmes pero justos con los adolescentes rebeldes. La clave es tratarlos como adultos, pero a la vez protegerlos como cuando eran niños, y estar allí cuando ellos necesiten de nosotros.

Los padres necesitarán a veces explicarle a su hijo adolescente que ellos (los padres) le demandarán un comportamiento adulto, pero que están dispuestos a ayudarles a lograrlo, supervisándolos y perdonándolos cuando lo crean necesarios. Si les da permiso para que ellos se manejarse como adultos al enfrentarse con usted, esto también significará que podrá exigirles y demandarles ese mismo comportamiento adulto cuando se trate del dinero, del cuidado del hogar, de las responsabilidades frente a los demás, etc.

Será en ese momento cuando entenderán que aún deben contar con su sabiduría y experiencia. Lecciones sutiles como esas, podrán tomar tiempo, pero casi seguro que funcionarán. Por el contrario, gritar y hacer escenas de película, solo les enseñará a manejarse de la misma manera, y difícilmente internalizarán la lección. Recuerde que el verdadero aprendizaje, no se logra oyendo gritar a alguien, sino en cada minuto de la vida misma.

Los adolescentes están en una edad en donde el mundo ya no les parece ser tan grande como antes, y de hecho algunas personas que en algún momento les resultaron modelos o ídolos, hoy en día pueden resultarles absolutamente pequeña e insignificante.

Con respecto a los padres, los adolescentes tampoco responderán a sus amenazas de la misma manera en que podían llegar a hacerlo cuando eran niños pequeños.

Y es justamente en relación a esto que la mayoría de los padres suelen a menudo complicarse en el trato con su hijo adolescente. Estamos hablando, sobre todo, de su lentitud para responder al nuevo contexto, sin admitir que los mecanismos utilizados en el pasado pueden ya no funcionar más.

En efecto, los adolescentes suelen cambiar más rápidamente que sus propios padres, por lo que el conflicto simplemente puede surgir porque el padre no acepta que ya no está tratando ni hablando más con un niño grande, sino con un adulto joven.

Esté, entonces, preparado para estos cambios cuando su hijo se vaya acercando a su etapa adolescente, tratando de no esperar hasta que el mimos llegue definitivamente allí.

PARA PADRES DE FAMILIA